Ser padre es un tesoro de Dios que cuando se nutre del discernimiento ofrece libertad consistente para fortalecer el amor con el valor de la familia que se enriquece con solidaridad, mutuo apoyo, fraternidad, armonía y constancia perseverante en el bien.
Asumir compromiso de paternidad responsable implica despojarse de lo superfluo para ganarse el respeto de sus hijos y construir “juntos y por asociación” divina la cultura de convivencia humana que se encierra en la nobleza de un corazón paterno sostenido en la justicia.
Hoy, más que nunca, en medio de la pandemia del Coronavirus cada padre tiene el deber de saber elegir el bien por la vida, manteniendo inteligente distanciamiento social , no alejamiento fraterno, ante su impacto en la salud y la economía de la familia y donde sin aglomeración ni fragilidad sanitaria hay que reinventarse desde la unidad familiar para superar limitaciones, reponerse con nuevo estilo de vida, sin renunciar a la ternura que lleva consigo ser padre.
Qué Dios otorgue a cada padre la Gracia de la sabiduría para que cada día con su pensamiento y acción sea fuente viva de ejemplo para con fe trascender con fecundo amor y preservar la familia con dinteles de Valores y Principios Cooperativos.
Padres, qué la dedicación y entrega, aún en momentos difíciles, sirvan de aliento e inspiración como protector del hogar y como consejero proseguir ruta del buen ejercicio para que en la dinámica de la vida se siga conjugando la paciencia con el esfuerzo y la disciplina con el optimismo para construir una sociedad próspera en Fe, Fraternidad y Servicio.